A la llegada de los chinos al territorio de Japón en los siglos V y VI fue introducida la caligrafía, la religión y la gastronomía. Por influencia del budismo se redujo el consumo de carne, que fue sustituido por el tofu, miso predominando los vegetales, y apareció el arroz, que se convertiría en la base de la gastronomía japonesa hasta nuestros días.
Con el arroz se elaboran muchos platillos típicos que acompañan las comidas de todos los días y no falta en las celebraciones importantes como la de Año Nuevo, que es la celebración más importante, que va acompañada de muchos ritos y tradiciones.
Al llegar el Año Nuevo se escucha el resonar de las campanas de todos los templos budistas, y cada campanada simboliza las pasiones terrenales, que deben ser superadas para poder alcanzar la iluminación.
Una de las ceremonias muy populares es el Mochitsuki, que consiste en elaborar mochi en la forma más antigua y en el seno de la familia. Es tradicional comer en esta fecha diferentes platillos con su significado especial, y entre ellos están los mochis y los ozoni, que simbolizan limpieza espiritual, y se acompañan con vino de arroz dulce, preparado en los templos.
Los mochis son pasteles de un arroz especial con una textura gomosa, están rellenados con frijoles rojos, aunque también se colocan piezas de oro o cualquier otro objeto de augurio de buena suerte.
Los mochis están formados por dos partes redondas de diferente tamaño, que simbolizan el sol y la luna; el más grande queda debajo, el sol, y arriba el más pequeño, la luna, el corazón humano, el equilibrio y la armonía, el yin y el yang.
Encima de las dos piezas se coloca una naranja amarga, dai-dai, un símbolo taoísta que simboliza la perpetuidad y extensa vida de la familia.