Durante el periodo Kamakura a finales del siglo XII, el budismo zen empezó a arraigarse en Japón y según las costumbres y normas de los monjes zen no podían comer por la tarde, lo cual hacía que la temperatura corporal bajara y para mantenerla envolvían con una tela una piedra caliente, que escondían en la faja que llevaban en la cintura.
Inspirándose en esta metáfora, el creador de la ceremonia japonesa del té, con la idea de calentar el estómago, inventó la comida Kaiseki. Era una comida ligera para calentar el cuerpo de los convidados, antes de asistir a una ceremonia del té. Al pasar de los siglos, durante el periodo Muromachi, los samuráis idearon un estilo de comida japonesa enmarcado por rituales para agasajar y entretener a sus invitados con alimentos y sake.
A partir de ahí se originó la comida Kaiseki que ha llegado a nuestros días, una comida que consiste en una variedad de platos elaborados con ingredientes de la temporada. Hay dos tipos de comida Kaiseki, una para la ceremonia del té, que consiste en platos pequeños y ligeros: arroz y sopa seguida de distintos platos como un plato de pescado o carne asado o un plato con ingredientes de la temporada. Se utiliza muchas verduras y pescado que son los protagonistas.
En esta cocina se usan cinco colores: negro, blanco, rojo, amarillo y verde. Y cinco sabores: dulce, amargo, salado, ácido y picante. Y cinco formas de cocinar: crudo, a la plancha, cocido, frito y al vapor. El objetivo es alcanzar un equilibrio.