Existen muchos mitos que narran el origen del arroz. Según una leyenda japonesa, el arroz es un regalo de los dioses; narra que en una aldea del oeste del Japón no había arroz y el dios Inari-sama (dios portador de arroz), encontrándose en China, robó unos granos de arroz, que escondió en el tallo hueco de una caña, tapó el extremo abierto con un papel y utilizándola como bastón regresó a Japón.
Otra versión sobre el origen del arroz, narra que una diosa encargada de la alimentación fue asesinada, y de su abdomen surgió el arroz, mientras que de sus ojos surgió el mijo. En la cultura japonesa consideraban que el abdomen era la parte más importante del cuerpo, porque se creía que ahí residía el espíritu del hombre, además de ser el lugar del origen de la vida donde se forma el feto.
Aparte de las mitologías y leyendas, hace más de dos mil años que el arroz fue introducido en Japón desde China y su cultivo se desarrolló durante el período Yayoi.
Hasta el siglo XIX el arroz era reservado a la élite, y era considerado sagrado y por eso destinado para las ofrendas rituales a los dioses. Entre los rituales más relevantes relacionados con la cosecha y oficiados por el emperador es el Niinamesai “festival de las cosechas”.
Es un ritual Shinto en el que se ofrece a los dioses como agradecimiento el arroz recién cosechado. El emperador como sacerdote shinto en nombre del pueblo japonés realiza la primera ofrenda de la temporada de los dioses.
Para los japoneses los rituales y la comida son un vínculo con los dioses, por eso son dos elementos de suma importancia en su cultura.